Fiesta y Máscaras


       La fiesta comenzó a media noche. El salón estaba repleto de nuevas y viejas caras ocultas tras las máscaras. La anfitriona exigía el uso de máscaras para su asistencia. Era como su firma de identidad para cada una de las fiestas que organizaba. Todos querían ser invitados por muchos motivos, puesto que no eran fiestas absurdas, aburridas, clones de otras fiestas.... ¡Sus fiestas enmascaradas, eran únicas!


   Las nuevas caras, estaban orgullosas y lo mostraban en sus vestiduras y joyerías puestas, como pavos reales en busca de pareja entre decenas de más pavos reales, pavoneantes de energía, riquezas, egocentrismo, un poco o mucha ridiculez podría apuntar yo, ante el resto, marcando su lugar y asistencia, porque esta vez sí podían asistir a las tan famosas "Fiestas Enmascaradas" que tanto se escuchaba hablar entre los círculos más selectos de la alta sociedad, pero a la vez, oculta y ajena del resto del mundo mediocre.


   Las viejas caras, miraban expectantes y deseosas a las nuevas caras, buscando su presa. Una nueva presa para esta exquisita noche, exclusiva fiesta y única oportunidad presentada tal vez para dicha ocasión. Quizás, y así lo creían y pensaban muchos, sería su última fiesta enmascarada y por lo tanto, su última oportunidad para sus oscuros pensares silenciosos y obscenos.


   Cualquier asistente ajeno a esta fiesta, pudiera ver una fiesta más de asistente de la alta sociedad, con máscaras, ropas elegantes de tiempos pasados, música también de tiempos atrás, comidas creadas con recetas antiguas y según aquellos tiempos... ¡¡¡Tiempos pasados regresados al presente mediante la esperada y deseada Fiesta de Máscaras organizada por una mujer, que siendo tan conocida por su oscura fama, nadie en verdad jamás la llega a conocer!!!


   La comida llenaba las largas mesas, decoradas con ricos bordaos de vivos colores sobre selecta tela y pura blancura de algodón egipcio. Candelabros de oro y velas de cera de abejas creadas artesanalmente con un aroma especial. Música delicada, tocada tan maravillosamente magistral que parecía irreal escucharla. Risas y movimientos al danzar. Voces en bajo tono entre los corrillos orquestando distintas conversaciones, unas más privadas y pecaminosas, y otras no tanto. Todos los temas eran tocados con descaro, pero con bajo tono respetuoso, para no ser escuchados fuera de su corrillo selecto creado, o como dije, para no molestar al resto de corrillos.


   La noche oscura, silenciosa y de luna llena, invitaba a perder la loción del tiempo y la vergüenza que pudiera quedar aún en cada asistente. La anfitriona, vigilante desde lo alto de la escalera, observaba su buen hacer. Veía como todos se relacionaban cordialmente y ultimaban detalles para realizar entre ellos durante la noche. Una fiesta más con éxito asegurado. Aunque ella en su mente, apuntaba que cambiar para la próxima, hacia la nueva lista de asistentes, el que usar en decoración y qué no utilizar. Los nuevos platos, los aromas, los tonos, la música.... Todo se generaba a máxima velocidad para volver a tejer su nueva fiesta tan deseada y esperada por todos.


   Cuando todo quedó bien atado dentro de su oscuridad, la anfitriona llamó la atención de sus invitados sólo con su delicada y suave voz :


   - Gracias a todos por haber aceptado mi invitación y estar una noche más junto a mi. Le doy la bienvenida a los nuevos asistentes al evento. Deseo que disfruten de esta fiesta como en otras ocasiones y que inviten también a ello, a los nuevos. ¡ Damas, Caballeros, es hora de que se consolide el propósito de la fiesta, ya saben ... !  ¡¡Adelante pues!!   - Entonces dio una palmada y el salón se oscureció un poco, tan sólo las velas iluminaban ahora. Los aplausos y agradecimientos de los asistentes hacia la anfitriona no paraban de escucharse. Las reverencias hacia ella y todo lo que se pudiera pensar para celebrar su asistencia, oportunidad y agradecimiento.


   La anfitriona abandonó su puesto y se marchó a su habitación con una pícara sonrisa en su boca. El salón iba cambiando su actuar. Los corrillos iban entrando más en privacidad y complicidad. Las viejas caras, invitaban a las nuevas a otros quehaceres. Todos llevaban sus máscaras puestas en todo momento, pues como dije, estaba obligado por norma durante la fiesta a que así fuera y nada lo impidiese. Nunca nadie lo debatió y siempre se respetó.


   Los corrillos se disminuían en número, desapareciendo por pasillos, habitaciones, dormitorios, salones más íntimos, baños de pequeñas piscinas de agua caliente y deliciosos aromas.... Cualquier lugar fuera del salón era el elegido, ajenos a los ojos del resto. Aunque eso no importaba, puesto que todos asistieron por sus motivos propios o de grupo y nada más pensaban en ello y realizarlo antes del amanecer, como así era costumbre por los asistentes recurrentes. Era otro sentir para las caras nuevas, que de una forma u otra, sin entender que fuese la bebida, el ambiente, la comida, el aroma... El que los relajaba y les hacía querer ser partícipes de las propuestas de sus compañeros.


   Aquí no se miraba si se conocían o se iban a conocer. Verse las caras tampoco era importante. Muchos con las presencias de otros, ya sabían quien eran, algunos portaban las máscaras de otras fiestas y en su mayoría, los que compartían gustos, se unían en ese grupo para concretar su oscuro proyecto. Otra de las normas de los asistentes, es que jamás revelaban a nadie, aunque fueran parejas, compañeros de negocios, trabajo o de la misma familia, de que habían sido invitados a la fiesta. Tampoco se hablaba fuera de aquellos muros de lo que se decía, de quien asistía, de lo que se hacía, ni del lugar... Nada. Y nada es nada. Pasara lo que pasase aquella noche, allí quedaba. Nadie juzgaba, opinaba o transmitía a ajenos del lugar lo sucedido por cruel, doloroso, placiente, exquisito, horroroso o lo que se sintiera durante aquella exclusiva noche.


   Sin importar el número de asistentes a la privacidad en la que ahora se encontraban, como tampoco si eran hombres, mujeres, edades.... Todo se desataba sin límites. La locura o como se pudiera llamar, se apoderaba de todos y todo sucedía. La anfitriona es lo que esperaba y esa era la razón de la creación de esas fiestas tan exclusivas y deseadas. Sin precio, sin miedos, sin juicios... Todo se permitía y todo es todo.


   Unas campanadas se escucharon la hora antes del amanecer. Era la hora señalada. Todos dejaban de hacer lo que estaban haciendo y acudían al salón donde todo comenzó. En su mayoría desnudos, cubiertos de distintos líquidos o fluidos que se pueda imaginar, peinados, despeinados, drogados, borrachos, torturadores, torturados, cuerdos, locos... Todos, con sus máscaras, miraban a su anfitriona. Todos le hicieron una reverencia y empezaron a hacer una fila humana, silenciosa e iban tomando una copa doraba que la anfitriona les daba, bebían y salían para recoger sus pertenencias que se las entregaban unos criados y marchaban hacia unas habitaciones numeradas y reservadas para cada uno de ellos, para que se asearan, vistieran y abandonaran el lugar antes de que saliera el sol. Es decir, tenían menos de una hora para hacerlo y así sucedió.


   Bueno no todos. Algunos asistentes, nunca regresaron a sus estúpidas vidas libertinas y millonarias. Fueron víctimas de torturas, sangrías, violaciones y todo lo que sus compañeros desearon hacerles y ellos se entregaron para su fin, otros tan solo murieron por sobredosis, suicidio... O tal vez hablaron de lo que no debían a quien no debían fuera de los muros y quebrantando las reglas marcadas, pero eso allí quedó.


   **La Fiesta era creada para liberar los deseos más oscuros que todos escondían y Las Máscaras los hacían anónimos para jamás ser juzgados por esos deseos. Muchos, ya no eran humanos y necesitaban esa última copa para seguir viviendo hecha con una pócima especial que La Anfitriona hacía para ellos y Ella seguía viviendo porque en cada una de sus fiestas, se alimentaba con la sangre de uno de esas viejas caras que tanto la veneraban y buscaban. 


   +++Un círculo oscuro, sigiloso y vicioso que rodea el mundo. Unos mueren para que otros vivan. Unos son las presas y otros verdugos, pero la realidad es que no son los crueles las víctimas de la dolorosa realidad ni toda la realidad es la que tus ojos ven ni tus oídos escuchan... Pero el mundo gira sin descanso, el pasado volverá a ser presente, la anfitriona a hacer otra Fiesta donde habrá Máscaras con caras viejas y nuevas, y la antigua música volverá a sonar. Sólo tú decides que es mentira o verdad.


¿Le apetece bailar un Vals ?

Gracias por su tiempo

EME82


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Catrina

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