Días de estrés acumulados. Prisas que no llevan a ningún sitio. Trabajo sin descanso para ser terminado y comenzar otros más. Día a día casi la misma rutina, la diferencia siempre es marcada por hechos inesperados y nunca agradables, como nuevas actualizaciones en el trabajo, más encargos, más tráfico, enfermedades ajenas que afectan a tu horario.... La piedra que cargas sobre ti, se hace más grande y más pesada a cada hora y día.

   Llegas a casa deseando disfrutar de tu día de descanso. Mañana descansas. ¡¡Por fin!! ¡¡¡Descanso!!!  De regreso a casa, pasas por un supermercado y compras ingredientes para una cena suculenta, incienso aromático, velas perfumadas, sales de baño... En tu mente se teje la mejor de las recompensas para el cuerpo y el alma. Todo saldrá excelente y lo vas a disfrutar al máximo. No habrá horarios, ni prisas, ni ruidos, tan sólo relax, paz, tranquilidad...

   Dicho y hecho. Llegas a casa, preparas tu cena favorita, la metes al horno, cocinas, sirves y la saboreas lentamente. ¡¡UUMMMM11 ¡¡Deliciosa !! 

   Al terminar, lo recoges todo y te diriges al baño. Enciendes velas, apagas la luz, abres el grifo de la bañera, buscas la temperatura ideal. Mientras se llena la bañera, pones música de fondo, clásica, composición de violines y clavicordios. Ansías disfrutar de cada segundo de relax. La bañera se completa de agua a tu nivel deseado, cortas el grifo, añades las sales al agua, te desnudas y te introduces lentamente, sin poder creer aún que estés libre de compromisos, horarios, estrés...

   Te sumerges en la bañera hasta la barbilla, respiras profundamente el olor a jazmín de las velas perfumadas, te vas relajando cada vez más, jugueteas con el agua derramándola con tus manos sobre tu piel y te olvidas de noches de pesadillas, de tu anterior vida caótica, de las carreras al trabajo, de los ojos cansados de no parar de hacer informes, modificaciones, de cubrir las vacantes de tus compañeros enfermos, del ruido de la ciudad, su contaminación, sus atascos....

   Cuando te crees una persona ajena del mundo. Cuando crees ser el único ser vivo de tu mundo creado... El miedo se siembra en ti en un microsegundo. Unas uñas afiladas se escuchan en el cristal de la ventana del baño. Entras en pánico. Sientes que tu pasado regresó a por ti. Ya no importa el estrés ni el tiempo que creíste estar a salvo lejos de tu vida pasada en otro lugar. ¡Te ha encontrado! 

   Ciega de terror sales de la bañera caliente. Quieres ocultarte en algún lugar dentro de tu hogar que pueda o creas que puedes estar a salvo. Las uñas de nuevo se resbalan por el cristal y con ello se multiplica tu pánico. El terror se apodera de ti....

   Todo termina tan rápido como comenzó. Pisas el suelo del cuarto de baño con la piel mojada y resbaladiza, te escurres, te golpeas en la cabeza, una brecha sangrante brota de ti, estás en el suelo, primero inconsciente y después la muerte llega al desangrarte. Encontraste de alguna forma la paz que buscabas, la eterna relajación, el lugar seguro donde no te encontrará el asesino del pasado que volvió por ti o al menos eso creíste.

   Las uñas del asesino, ese asesino que te busca desde meses atrás para destriparte, eran tan sólo las uñas de tu felino, ese pequeño felino de color negro que recogiste de un oscuro callejón un día de lluvia cuando era una pequeña cría abandonada que tirititaba de frío y estaba a punto de morir. El gato, hambriento, te escuchó en el baño y te llamó para entrar en casa y resguardarse de la gélida noche. Tan sólo quería tu calidez, compañía y una buena cena. Pero el pánico se apoderó de ti. Creíste la muerte había llegado y en parte así fue. 

   El terror causa más muertes por el efecto que causa sobre la persona que lo siente en circunstancias especiales, mucho más de lo que se cree y es más feroz que el daño que pueda causar las causas que te rodean en realidad o la persona que te ataca o te busca o ese detonante que cae sobre ti haciendo que nazca El Miedo desde tu interior. 

¿ TIENES MIEDO ?

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