6. Oscuridad

 

   Perderse en el bosque, no es buena idea. Muchas veces es de forma casual. Andamos mirando aquí y allá o siguiendo un ruido o corremos tras los animales salvajes del lugar o .... Sea como fuere, como dije, perderse en el bosque no es buena idea. 


   A ella le pasó igual. Igual que a muchos. Un día fantástico lleno de planes, mucha vitalidad, energía, un sendero, bosque, animales, un abundante río... Y perderse. 


   Al principio perdió la noción del tiempo. Más tarde sintió el cansancio en sus piernas y un poco de hambre y sed. Creyó estar en el sendero que marcó en el mapa, pero al mirarlo con detenimiento, no reconoció nada. Era abrumante la diferencia de lo que marcaba el mapa y lo que sus ojos veían. No tenía señal en el móvil. No podía comunicarse con nadie ni buscar fácilmente el camino de retorno. Pensó que una senderista como ella no podía estar perdida. Su alta experiencia le sacaría de esto y lo contaría como una anécdota a todos sus conocidos y hasta sonrió al imaginar la escena. No tenía nada que perder ni temer.


   Se giró sobre sus pies. El viaje de regreso sería tan fácil como volver a desandar lo recorrido hasta el momento. Así de fácil lo creyó y así de fácil comenzó. Las dudas comenzaron cuando tiempo después, observando a su alrededor, vio que tal vez se encontraba más perdida que al comienzo. Puede que al comenzar el sendero, se distrajese, pero es que de nuevo todo era extraño, nuevo, irreconocible para ella. Paró, se sentó, tomó de nuevo el mapa y comenzó a recorrerlo tanto con la vista como con el dedo, como si de esta manera, pudiera encontrar el verdadero camino de regreso. Nuevamente el mismo problema. Nada de lo que veía correspondía con el mapa y el móvil tampoco tenía señal allí.


   Preocupada se puso a comer un bocadillo y refrescarse con el agua embotellaba que cargaba en su mochila. Pensó que así se calmaría y repondría fuerzas. Pasados unos minutos se dirigió de nuevo a donde creía que estaba el río que antes había visto. El tiempo pasó y el río tampoco apareció. Comenzó a entrar en pánico. La tarde se acercaba y comenzó a refrescar. Se abrigó y siguió buscando el cauce del río. Si encontraba el río estaba salvada pues podría seguir su descenso hasta la cercana civilización y poder pedir ayuda o encontrar señal o poder ubicarse con GPS o con el mapa. 


   Tan sólo encontró el atardecer y más frío. Llegó pronto la noche. Los seres nocturnos despertaron y con ellos sus terribles sonidos. Agudizó la vista y creyó reconocer un punto de luz. Caminó hacia allí. kilómetros tras más kilómetros hasta acercarse. Comenzó a oler humo. Sonrió al imaginar que estaba salvada y caminó más rápido. Cada vez estaba más cerca y más cerca. Hasta que tras mucho recorrer, llegó. 


   Encontró una pobre y pequeña aldea. Una anciana mujer la observaba de forma extraña. Su forma de comportarse y de vestir también lo era. Ella le dijo que como se llamaba el lugar y si le podía ayudar a situarse en el mapa. Que era una senderista perdida y estaba muy asustada. La mujer la miró a los ojos y comenzó a hablar en un idioma que ella no entendía. Más aldeanos se unieron a ellas, todos vestían con el mismo estilo que la anciana y hablaban igual. Unos a otros se miraban y se decían cosas señalando a la recién llegada tan extraña también para ellos y que hablaba en una lengua que tampoco entendían.


   Pasado un tiempo, los aldeanos la invitaron a una cabaña al verla asustada y cansada. Le ofrecieron sentarse junto al fuego y le dieron comida y bebida. Tocaban sus ropas y cabello. Que extraño era todo. 


   Pasaron horas, días, semanas, meses.... Todos la buscaron sin resultado. Al pasar el tiempo la dieron por muerta y celebraron un funeral en su nombre. Todos la querían mucho y no comprendía cómo había desaparecido o quién la pudo hacer desaparecer o qué le pudo haber hecho o ..... 


   Ella con el pasar del tiempo comenzó a entender su lengua. Descubrió que sí estaba en el mapa, pero en otro tiempo atrás. Sin saber cómo, viajó en el tiempo. Tuvo que aprender a vivir como los aldeanos. Aprender su cultura, lenguaje, costumbres... Vivir como siglos atrás. Los años pasaban pero ella no olvidaba de donde venía ni como pudo acabar allí. Pero como según le contaron, los ancestros de los ancianos, hablaban de una familia que de forma extraña como ella, también se perdieron y vagaron hasta llegar a esa aldea. Allí también vivieron dentro de su nueva vida y allí murieron. Nunca encontraron la forma de volver al lugar, o mejor dicho, al tiempo al que pertenecían. Algunos de los aldeanos eran descendientes de esos perdidos y hablaban de ellos como seres extraordinarios que les enseñaron muchas cosas. Los admiraban como a Seres Extraordinarios. 


   Y allí quedó ella. Sin concluir sus bonitos planes de escapada por el bosque por un día alejada de la rutina.


    ¡¡ NUNCA TE PIERDAS EN EL BOSQUE !!

EME82

                                                               




2 comentarios

  1. Anónimo7/5/23, 7:40

    Wooo. Que bello relato,
    Siento como si me transportará a ese bosque y no volviera a encontrar mi caminó. De igual forma ciento y leo el dolor por el qué estás pasando fea. Te mando un fuere abrazo..

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    1. Gracias por la inversión de tu tiempo en mis escritos. Así somos nosotros, Los Oscuros, el sentir, el dolor... Todo transcrito en cada uno de nuestras publicaciones.Ell mundo no sería el mismo sin Góticos ni escritores sea del estilo que sea. No todo lector sabe leer ni escritor sabe escribir. Un escrito no transcrito y cargado de sentimientos, fuese el que fuese, no es escrito. Entre creadores de contenido del mismo calibre nos entendemos, somos centenares, aunque puede que el mundo no nos logre ver y a nosotros ni eso nos importa. Tan sólo ser quienes somos por siempre..... Gracias y como siempre, Oscuro Día.

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